Tarde al trabajo.- Muchos de los tucumanos varados no ocultaron su preocupación. Si no se permitía la circulación de vehículos llegarían tarde al trabajo. "Ya lo cruzamos dos veces al puente este; a la ida y a la vuelta. Es decir, esperamos 24 horas para llegar a Tilcara y otras 24 para volver. En fin, las vacaciones nos duraron un día. Encima llego tarde al laburo y vamos a dedo", se quejó Francisco Manonellas, de Tucumán, acompañado por Anabel Schumaker.
Nuevos amigos.- Las rondas improvisadas a la vera de la ruta eran el derrotero de quienes necesitaban compañía. "Estamos sin agua, sin baños ni comida. Nos prometieron ayuda sanitaria y nada. Acá nos vamos sumando amigos y entre todos nos contenemos", contó Cristian Aballay.
Ideal para trekking.- Otros aprovecharon la quietud para hacer deporte al aire libre. "Estas chicas van a ser mis compañeras de trekking, ¿vienen conmigo?", les preguntó Sergio Sánchez a dos atléticas mujeres que esperaban la habilitación del terraplén.
Sin teléfono celular.- Tampoco había buena señal satelital. "Hay gente que se está quedando sin batería, a otros ya no les funciona el celular. Y ya no sabemos cómo ingeniárnoslas para comer. Me voy al río (Las Cañas) a pescar algo", bromeó Lorena Ruiz.
Cuidar el lugar.- El que se iba del predio, perdía su silla. "Nos trajimos hasta las colchas y las almohadas para dormir en el auto. Mi marido se fue a comprar el almuerzo y yo me quedé a cuidar el lugar donde estacionamos el auto", dijo Iliana Levy.
Trasladar a un enfermo.- Ni los ancianos tuvieron coronita a la hora de atravesar el río. "Mi padre padece mal de Parkinson y necesito cruzar ese puente para poder dejarlo en su casa. Está descompensado, camina con bastón, no puede dormir y está incómodo", contó Ilario Ajala.